Su efecto antibiótico ayuda a combatir las infecciones gracias a la alicina, un compuesto que destruye las bacterias (cuidado porque al cocinarlo a alta temperatura puede destruirse). El ajo combate desde gripes, resfriados y herpes hasta la tuberculosis. Fluidifica la sangre y mejora asi la circulación sanguínea. Otra propiedad es que reduce el colesterol: dos dientes de ajo frescos al dia reducen el LDL (colesterol malo) en un 10% . La colección de virtudes no acaba: reduce la tensión, es anticancerígeno (estimula las células del sistema inmunitario) y es beneficioso en caso de diarrea, asma o infecciones por hongos como el pie de atleta. ¿Cuánto ajo se debe tomar? Uno o dos dientes es suficiente. Más no aumenta sus efectos y puede irritar el tubo digestivo. Para conservar mejor los ajos, introduce los dientes pelados en un recipiente de cristal y los cubres de aceite de oliva. Dos trucos: 1) en caso de estreñimiento o indigestión, machaca un diente de ajo en una taza de leche caliente y tómatelo después de las comidas; 2) para el catarro, machaca un diente de ajo con una cucharadita de miel y un zumo de limón, disuelto todo en una taza de agua caliente.